Ha sido constante motivo de reproche contra los artistas y hombres de letras su
carencia de una visión integral de la naturaleza de las cosas. Como regla, esto
debe necesariamente ser así. Esa misma concentración de visión e intensidad de
propósito que caracteriza el temperamento artístico es en sí misma un modo de
limitación. A aquellos que están preocupados con la belleza de la forma nada les
parece de mucha importancia.
Sin embargo, hay muchas excepciones a esta regla.
Sin embargo, hay muchas excepciones a esta regla.