Cuando yo tenía ocho años pasé una larga
temporada con mi abuela en una casita pobre. Una tarde le pedí muchas
veces una pelota de varios colores que yo veía a cada momento en el
almacén. Al principio mi abuela me dijo que no podía comprármela, y que
no la cargoseara; después me amenazó con pegarme; pero al rato y desde
la puerta de la casita -pronto para correr- yo le volví a pedir que me
comprara la pelota. Pasaron unos instantes y cuando ella se levantó de
la máquina donde cosía, yo salí corriendo.
28 oct 2015
26 oct 2015
Arkady Avérchenko - Un asunto vulgar
La víspera de Navidad.
El frío era muy intenso, el viento atacaba furioso las casas y los árboles y no perdonaba a los transeúntes, que hacían todo lo posible para librar de sus ataques las mejillas, la nariz y la frente. Cuando se cansaba de callejear, se encaramaba sobre los altos edificios, en busca de un campo de acción más despejado, más abierto, y daba rienda suelta a su furia salvaje, rugía como un león, saltaba de tejado en tejado, se colaba por las chimeneas.
El frío era muy intenso, el viento atacaba furioso las casas y los árboles y no perdonaba a los transeúntes, que hacían todo lo posible para librar de sus ataques las mejillas, la nariz y la frente. Cuando se cansaba de callejear, se encaramaba sobre los altos edificios, en busca de un campo de acción más despejado, más abierto, y daba rienda suelta a su furia salvaje, rugía como un león, saltaba de tejado en tejado, se colaba por las chimeneas.
22 oct 2015
Leopoldo Lugones - El hombre muerto
La aldeíta donde nos detuvimos con nuestros carros, después de efectuar por largo tiempo una mensura en el despoblado, contaba con un loco singular, cuya demencia consistía en creerse muerto.
Había llegado allí varios meses atrás, sin querer referir su procedencia, y pidiendo con encarecimiento desesperado que le consideraran difunto.
Había llegado allí varios meses atrás, sin querer referir su procedencia, y pidiendo con encarecimiento desesperado que le consideraran difunto.
20 oct 2015
Medardo Fraile - No hay prisa en abrir los ojos
Tras las cortinas se adivinaba ya la luz
aún manchada de sombras, pero serían –pensó– las ocho, la hora de
levantarse, como todos los días de su vida. ¿Por qué?
15 oct 2015
Naguib Mahfouz - Jardín de infancia
-Papá…
-¿Qué?
-Yo y mi amiga Nadia siempre estamos juntas.
-Claro, mujer, porque es tu amiga.
-En clase… en el recreo… a la hora de comer…
-Estupendo… es una niña buena y juiciosa.
-Pero en la hora de religión yo voy a una clase y ella a otra.
13 oct 2015
Mariano Silva y Aceves - El componedor de cuentos
Los que echaban a perder un cuento bueno
o escribían uno malo lo enviaban al componedor de cuentos. Éste era un
viejecito calvo, de ojos vivos, que usaba unos anteojos pasados de moda,
montados casi en la punta de la nariz, y estaba detrás de un mostrador
bajito, lleno de polvosos libros de cuentos de todas las edades y de
todos los países.
7 oct 2015
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