Partí a explorar el reino de mi
padre, pero día a día me alejo más de la ciudad y las noticias que me llegan se
hacen cada vez más escasas. Comencé el viaje apenas cumplidos los treinta años
y ya más de ocho han pasado, exactamente ocho años, seis meses y quince días de
ininterrumpida marcha. Cuando partí, veía que en pocas semanas alcanzaría con
facilidad los confines del reino; sin embargo, no he cesado de encontrar nuevas
gentes y pueblos, y en todas partes hombres que hablaban mi misma lengua, que
decían ser súbditos míos.
29 abr 2015
28 abr 2015
Slawomir Mrozek - El ábol
Cuando yo era niño, la carretera
era aún un camino de tierra. Es decir, polvorienta en verano, fangosa en
primavera y en otoño, y en invierno cubierta de nieve igual que los campos.
Ahora es de asfalto en todas las estaciones del año.
27 abr 2015
Abelardo Castillo - La Madre De Ernesto
Si Ernesto se enteró de que ella había vuelto (cómo
había vuelto), nunca lo supe, pero el caso es que poco después se fue a vivir a
El Tala, y, en todo aquel verano, sólo volvimos a verlo una o dos veces.
Costaba trabajo mirarlo de frente. Era como si la idea que Julio nos había
metido en la cabeza —porque la idea fue de él, de Julio, y era una idea
extraña, turbadora: sucia— nos hiciera sentir culpables.
23 abr 2015
J. D. Salinger - El hombre que ríe
En 1928, a los nueve años, yo formaba parte, con todo
el espíritu de cuerpo posible, de una organización conocida como el Club de los
Comanches. Todos los días de clase, a las tres de la tarde, nuestro Jefe nos
recogía, a los veinticinco comanches, a la salida de la escuela número 165, en
la calle 109, cerca de Amsterdam Avenue. A empujones y golpes entrábamos en el
viejo autobús comercial que el Jefe había transformado. Siempre nos conducía
(según los acuerdos económicos establecidos con nuestros padres) al Central
Park.
22 abr 2015
Raymond Carver - Catedral
Un ciego, antiguo amigo de mi mujer, iba a venir a
pasar la noche en casa. Su esposa había muerto. De modo que estaba visitando a
los parientes de ella en Connecticut. Llamó a mi mujer desde casa de sus
suegros. Se pusieron de acuerdo. Vendría en tren: tras cinco horas de viaje, mi
mujer le recibiría en la estación. Ella no le había visto desde hacía diez
años, después de un verano que trabajó para él en Seattle. Pero ella y el ciego
habían estado en comunicación.
21 abr 2015
Julio Cortázar - Continuidad De Los Parques
Había empezado a leer la novela
unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando
regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por
el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su
apoderado y discutir con el mayordomo una cuestion de aparcerías volvió al
libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles.
Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera
molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano
izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los
últimos capítulos.
20 abr 2015
Marguerite Yourcenar - La Leche De La Muerte
La larga fila beige y gris de turistas se extendía por la calle
principal de Ragusa; las gorras tejidas, los ricos sacos bordados se mecían con
el viento a la entrada de las tiendas, encendían los ojos de los viajeros en
busca de regalos baratos o disfraces para los bailes de a bordo. Hacía tanto
calor como sólo hace en el Infierno. Las montañas desnudas de Herzegovina
mantenían a Ragusa bajo fuegos de espejos ardientes.
17 abr 2015
Jorge Luis Borges - La otra muerte
Un par de años hará (he perdido
la carta), Gannon me escribió de Gualeguaychú anunciando el envío de una
versión, acaso la primera española, del poema The Past, de Ralph Waldo Emerson,
y agregando en una postdata de que don Pedro Damián, de quien yo guardaría
alguna memoria, había muerto noches pasadas, de una congestión pulmonar.
Thomas Hardy - La historia de un hombre supersticioso
-Hubo algo muy extraño acerca de
la muerte de William, ¡muy extraño de veras! -suspiró con melancolía un hombre
en la parte de atrás del vagón. Era el padre del granjero, quien hasta ahora
había guardado silencio.
-¿Y que pudo haber sido?
-preguntó el señor Lackland.
15 abr 2015
Horacio Quiroga - Las Moscas
Al rozar el monte, los hombres
tumbaron el año anterior este árbol, cuyo tronco yace en toda su extensión
aplastado contra el suelo. Mientras sus compañeros han perdido gran parte de la
corteza en el incendio del rozado, aquél conserva la suya casi intacta. Apenas
si a todo lo largo una franja carbonizada habla muy claro de la acción del
fuego.
13 abr 2015
Nathaniel Hawthorne - Wakefield
Recuerdo haber
leído en alguna revista o periódico viejo la historia, relatada como verdadera,
de un hombre llamémoslo Wakefield que abandonó a su mujer durante un largo
tiempo. El hecho, expuesto así en abstracto, no es muy infrecuente, ni tampoco
sin una adecuada discriminación de las circunstancias debe ser censurado por
díscolo o absurdo. Sea como fuere, este, aunque lejos de ser el más grave, es
tal vez el caso más extraño de delincuencia marital de que haya noticia. Y es,
además, la más notable extravagancia de las que puedan encontrarse en la lista
completa de las rarezas de los hombres. La pareja en cuestión vivía en Londres.
10 abr 2015
Pär Lagerkvist - El Ascensor del Infierno
El señor contador Jonsson abrió la puerta del
magnífico ascensor del hotel y, colocándose a un costado, mientras se cuadraba
inclinándose con máxima elegancia, invitó a pasar a la deliciosa dama que lo
acompañaba envuelta en pieles y perfumes delicados. Se sentaron juntos en el
mullido asiento y el ascensor empezó a descender. La joven dama estiró sus
entreabiertos labios, aún húmedos de vino, y se besaron. Habían comido en la
terraza, bajo las estrellas, y salían dispuestos a divertirse.
8 abr 2015
José Ortega y Gasset - Dan-Auta
Una vez, hace mucho tiempo, en un
tiempo que está en la espalda del tiempo, se casó un hombre con una mujer.
Solos se fueron al bosque, cultivaron la tierra y se hicieron cuanto
necesitaban. Tuvieron una hija que llamaron Sarra. Pasaron soles y soles, y cuando
Sarra era ya moza, tuvieron otro hijo, tan pequeño, que le llamaron Dan-Auta.
Poco después el padre enfermó. “Me muero” -se dijo el padre, y llamó a Sarra-;
“Me muero” -le dijo el padre-. “Dan-Auta queda junto a ti. No le abandones y,
sobre todo, cuida de que Dan-Auta no llore nunca”.
7 abr 2015
Lu Xun - El diario de un loco
Dos hermanos, cuyos
nombres me callaré, fueron mis amigos íntimos en el liceo, pero después
de una larga separación, perdí sus huellas. No hace mucho supe que uno
de ellos estaba gravemente enfermo y, como iba en viaje hacia mi aldea
natal, decidí hacer un rodeo para ir a verlo. Sólo encontré en casa al
primogénito, quien me dijo que era su hermano menor el que había estado
mal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)